Monumento no visitable.

El afamado literato Leandro Fernández de Moratı́n conocı́a Pastrana gracias a su abuela paterna quien era pastranera. Además, su padre pasaba largas temporadas en la villa y es muy posible que Leandro la visitara desde la infancia.

En 1789 Moratı́n compró una casa vieja y un amplio terreno extramuros de la población con la intención de construirse una casa con jardı́n y huerta con estanque, dentro del estilo de huertas ajardinadas que los moriscos habı́an introducido en Pastrana. La casa se ejecutó bajo la dirección del arquitecto Silvestre Pérez, ı́ntimo amigo de Moratı́n y más adelante, nombrado arquitecto real. En 1800 la obra estaba terminada.

Durante los próximos ocho años en ella descansó el grupo de amigos más cercano al dramaturgo, un eminente foco de ilustrados que tomarı́a parte activa en el gobierno de José I. El estallido de la guerra de la Independencia española (1808-1812) le sorprendió a Moratı́n en Pastrana, siendo esta su última estancia en esta casa. Cuando los franceses perdieron la guerra, Moratı́n inició una vida errante que le llevó al exilio en Parı́s. Al final desde su exilio donó la casa de Pastrana a la Inclusa de Madrid, pero con la desamortización de bienes civiles, la casa pasó al Estado y fue subastada en 1859. Al final, llegó a manos de las Hermanas Carmelitas de la Caridad para establecer un colegio de niñas.

En las temporadas de verano y otoño que pasaba en Pastrana Moratı́n escribió alguna de sus obras, como ‘La mojigata’, y se inspiraba en la posada de Alcalá – parada obligada en su viaje a Pastrana desde Madrid – espacio donde se desarrolló la obra teatral ‘El sı́ de las niñas’.

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