La devoción, la fe y el recogimiento se siente no sólo en la Iglesia-colegiata, el convento de San José o la ermita del Calvario, sino en cada rincón de la villa y en el corazón de los pastraneros. En estas fechas el pueblo se llena de pastraneros alejados de su pueblo por trabajo, además de amigos y visitantes admiradores de la belleza de las procesiones.

De las imágenes y pasos que procesionan es Nuestro Padre Jesús Nazareno quien más fieles cuenta.

Las celebraciones empiezan el Jueves Santo por la tarde. Las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la imagen con mayor devoción en Pastrana, y la Virgen del Regazo, son trasladadas desde el convento de San José hasta la iglesia-colegiata donde se celebra Santa Misa con lavatorio de pies. Después se inicia una solemne procesión con la Hermandad del Santísimo Cristo acompañando a las imágenes de Jesús en la Oración en el Huerto, Jesús Atado a la Columna o “el Amarrao”, Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen del Regazo. La Banda de Música de Pastrana y la Banda de Tambores de la hermandad acompañan con los sonidos de la Semana Santa.

En la madrugada del Jueves al Viernes Santo, los devotos suben en procesión hasta el cerro del Calvario, rezando el Viacrucis con sus velas encendidas y algunos con sus pies descalzos por la promesa ofrecida y arropando a Jesús Nazareno y la imagen de Cristo Crucificado. El silencio solo es roto por los rezos, los sonidos de cornetas.

En el anochecer del Viernes Santo y tras los oficios, se inicia la Procesión del Santo Entierro; la Hermandad del Santo Entierro acompaña a las imágenes del Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad.

El domingo de Resurrección, la Procesión del Encuentro pone fin a la Semana de Pasión, con una imagen de la Virgen, que cambia su manto negro por uno blanco, al ver al hijo resucitado. La fachada del palacio es testigo de ese encuentro.